Por: Andreas Casta
Le Pont des Arts;
una sumisa palabra
canta lacrimosas caravanas;
goteras de romana fémina.
Latina subterfugia;
esperanzador naciente
como el ojo de la selva.
Valía vida
soplo versos en tu boca de lamentos.
En la mañana, hoy,
el piano laurantino de tu garganta
legó al amanecer
un encuentro en el camino.
Tu voz, boreal océano, habló en tu cuerpo.
El mundo separa
con la intención de cantar
un relato de amores inmortales.
Bailarinas, escribas: a ninguno llamo.
Mi historia ya tiene latinas y palabras.
Siento renglones de tierra
danzas en olas rojas,
poemas de viento y fuegos íntimos:
de mi cuerpo brota un oasis melancólico
y de ti vienen los sedientos de tristeza…
Foránea maja del gemir sudario,
no te quejes por amores del ocaso;
ellos vienen cubiertos por lana de estrellas
en una mandrágora de luces.
Vulcano sentir, no vibres por pecas de viento.
Algún día sobre la marcha
del cruzado camino que andamos
encontrarás el ánima votiva
que nunca se irá para siempre.
Una voz la deja ir, la deja ir…
Llamada desde el puente del arte: un poema, una maja, una causa…la deja ir.